lunes, 1 de octubre de 2012

El arte de conocer

El conocimiento es un arte, y como todas las artes, debe ser entrenada para sacar el máximo provecho de ella. Como nos enseñaron los darwinistas, los órganos que no se usan acaban por desaparecer en un estadio posterior de la evolución, "lo que no se usa se atrofia".


Pues bien, lo propio del ser humano es tener conocimiento, esto es, darse cuenta de que puede avanzar en su saber acerca de algo o de alguien, incluso de sí mismo; pero no es menos humana la capacidad artística, la habilidad para expresar el interior en búsqueda de la belleza, la ejecución de algo sólo por satisfacer nuestro humano afán por la estética, elemento que ningún otro animal persigue.


Como seres incompletos que somos, estamos orientados a completarnos a veces sin saber qué nos falta; la experiencia, los demás, la Vida misma se encarga de ello, y, cuando aparece, decimos "¡Eureka!, esto es lo que echaba en falta". Hay, en cambio, otras ocasiones en las que nuestra búsqueda parece infructuosa y nos desalentamos creyendo que no hallaremos lo que buscamos. Pero sólo es cuestión de enfoque: basta con mirar cerca de nosotros, o en nuestro interior, para descubrir que, en parte, ya habíamos logrado otra pieza más de nuestro puzzle personal.


En este cuaderno quiero plasmar desde las reflexiones más hondas hasta los pensamientos más pasajeros que hacen mella en nuestro diario fluir por la vida; sólo quiero aportar algo de luz para aquellas personas que sigan buscando lo que las complete. Espero compartir las inquietudes profesionales y personales, porque, amigos, "lo que no se comparte, se atrofia", haciendo buena la aportación de Darwin. Estamos en un mundo cada vez más necesitado de compartir, en el que poner en común es la gran demanda para seguir avanzando.


Si quieres, puedes ayudarme a completar mi propio horizonte, haciendo de ello un arte: el arte de conocer. Bienvenid@s y... en marcha.

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