jueves, 8 de noviembre de 2012

El mejor momento para empezarlo es AHORA


                ¿Cuántas veces has dicho la última semana, ante un nuevo reto, o una tarea que debes hacer eso de “Ya lo haré”, “En cuanto tenga un rato libre, me pongo con ello”, o cualquier frase por el estilo? A diario se nos presentan nuevos proyectos, responsabilidades con las que no contábamos, o simplemente, diferentes formas de hacer lo que ya veníamos haciendo. Tanto el exceso de ocupaciones, como su defecto, provocan en nosotros un desaliento que, a menudo, suele traducirse en pasividad: la inseguridad (no sabré hacerlo), la timidez (“me da vergüenza), el qué dirán los demás, o, sencillamente, la comodidad de quedarme como estoy, sin ganas de “complicarme” la vida ni abandonar mi personal zona de confort.
Y, curiosamente, cuando se pasan las oportunidades, es cuando nos arrepentimos y nos decimos una y otra vez “qué tonto fui”, “no debí quedarme parado ante esa ocasión”… A este fenómeno se le ha dado un nombre técnico en psicología: lo llaman procastinación, y se traduce en “dejar las cosas para más adelante”, es decir, prolongar las tareas sin marcar un momento en el que llevarlas a cabo; dejar en suspenso la actividad.
La mejor manera de luchar contra este pequeño virus es la facultad de tomar una decisión y llevarla a cabo, fijándonos una fecha para controlar el estado de dicha decisión. Ya la sabiduría popular, con sus refranes, nos enseña a este respecto: Mejor arrepentirse por haber hecho algo que no lamentar lo que no pudimos hacer. Esta es la enseñanza, pero, ¿podrías encontrar alguna frase que la contenga?
Si tienes algún proyecto para el futuro inmediato, o a medio plazo, pon las bases o, mejor, empiézalo ahora. La palabra mágica es ésa: AHORA. Lo que no hagas, se quedará sin hacer. Y el presente es demasiado volátil para intentar atraparlo. Así que…manos a la obra.
Un saludo.

sábado, 13 de octubre de 2012

“De lo que está lleno el corazón, habla la boca”. (Lc 6, 45)



                Hay frases que se nos quedan grabadas a fuego en el recuerdo, y de cuando en cuando volvemos sobre ellas descubriendo un nuevo significado o una nueva interpretación que no habíamos tenido en cuenta.
                Eso me ocurre con esa frase del evangelio de Lucas; el contexto en que se encuentra es el siguiente: Jesús hace un receso en su itinerario por Israel y, tras haber enseñado las Bienaventuranzas y las amenazas a  los que se consideran satisfechos (“ricos” los llama él), llama la atención a sus seguidores sobre los buenos y los malos frutos. Justo antes de la frase del título cita: “Cada árbol se conoce por sus frutos”. Personalmente, es una de las enseñanzas que más me han llegado y sobre las que más he reflexionado de todo el evangelio.
                Además, siempre lo he enlazado con el ejemplo que pone Aristóteles en su obra para explicar su comprensión del movimiento como paso de la potencia al acto. La potencia es la posibilidad, lo que se necesita para que algo ocurra; sin ella no es posible el cambio. El acto, sin embargo, es la culminación del proceso, la consecución de haber alcanzado las posibilidades que ya conteníamos. Aristóteles habla de la semilla y del árbol, en orden a que la semilla es “un árbol en potencia”, y el árbol es “un árbol en acto”. Cada ente llega a ser lo que puede llegar a ser; de este modo, un potro no puede llegar a ser un camaleón, ni un chimpancé podrá asemejarse a una jirafa. No está en su naturaleza. Esto es: las palabras que salen de nuestro interior son la versión de nosotros que sacamos al exterior, o dicho de otro modo, exponemos nuestra intimidad a través de las palabras.
                Gracias a esta frase podemos preguntarnos: ¿de qué está lleno mi “corazón”? En este sentido, podemos usar cualquier sinónimo de corazón, como por ejemplo, conciencia, pensamiento; así, ¿qué pensamientos tengo como más recurrentes? ¿cuáles son los comentarios que siempre salen en mis conversaciones? Sólo tú puedes catalogar tus propias palabras: de agradecimiento, de represión, altivas, despectivas, humildes, rencorosas… También podemos definir por la vía negativa: ¿cuáles son las palabras que NUNCA salen cuando expongo algo con los demás? ¿qué deficiencias tengo en mi vocabulario interno? ¿echo en falta algún término o soy elocuente? Llegado a este punto, hay que recordar que el vocabulario se enriquece con la lectura, así que ¿de qué me sirvo para enriquecer mi vocabulario? ¿qué fuentes son las que me sacian y me hacen llenar mi interior?

                Escribir en un blog es, para mí, un ejercicio con una doble finalidad: por un lado, sirve para expresar las palabras que tengo en mi interior, con todo lo que de desarrollo de la libertad personal posee este punto; y, por otro lado, creo que conlleva una responsabilidad, en el sentido de ser el resultado de lo que uno mismo puede dar: nadie da lo que no tiene, y cuando alguien se “atreve” a desnudar su pensamiento (interior) desde sus palabras (exteriores)  corre el riesgo de “predicar en el desierto”. El resultado de este blog, es decir, lo que pueda llegar a los lectores, es algo que nadie más que vosotros puede evaluar, y como en todo lo humano, habrá diversidad.
                Sólo espero estar a la altura de vuestras expectativas, acompañar a alguien más con mis reflexiones y sacar lo mejor que haya ido guardando en mi interior, porque de ese “corazón” hablará la boca.
                Un cordial saludo y hasta pronto.

martes, 2 de octubre de 2012

Lee más poesía

Martin Heidegger afirmaba que quien quisiera encontrar al SER en su autenticidad debía buscarlo en la poesía. A veces, una buena poesía hace que el resto de nuestras palabras no sean más que palabrería. Por eso, os dejo un poema de Benedetti sobre el futuro de los jóvenes:
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

Mario Benedetti




Compartir para ser feliz

Una de las verdades que vamos aprendiendo en esta vida es que lo que no compartes, acabas por perderlo hasta para ti mismo; las habilidades que te guardas, los conocimientos privados, las cosas materiales que sólo tú puedes tocar, al final se pierden y nadie más puede sacar provecho de ell@s.

Esto no es más que una invitación, pero te aseguro que hará que experimentes una felicidad serena: comparte. Primero lo que tienes, pero no olvides que sólo es un paso previo para poder compartir aquello que eres, que es el objetivo último que perseguimos.

El mejor tiempo para empezar es HOY y el límite sólo lo puedes poner TÚ; recuerda: cuanto más expongas, más recibirás.

Un abrazo.

lunes, 1 de octubre de 2012

El arte de conocer

El conocimiento es un arte, y como todas las artes, debe ser entrenada para sacar el máximo provecho de ella. Como nos enseñaron los darwinistas, los órganos que no se usan acaban por desaparecer en un estadio posterior de la evolución, "lo que no se usa se atrofia".


Pues bien, lo propio del ser humano es tener conocimiento, esto es, darse cuenta de que puede avanzar en su saber acerca de algo o de alguien, incluso de sí mismo; pero no es menos humana la capacidad artística, la habilidad para expresar el interior en búsqueda de la belleza, la ejecución de algo sólo por satisfacer nuestro humano afán por la estética, elemento que ningún otro animal persigue.


Como seres incompletos que somos, estamos orientados a completarnos a veces sin saber qué nos falta; la experiencia, los demás, la Vida misma se encarga de ello, y, cuando aparece, decimos "¡Eureka!, esto es lo que echaba en falta". Hay, en cambio, otras ocasiones en las que nuestra búsqueda parece infructuosa y nos desalentamos creyendo que no hallaremos lo que buscamos. Pero sólo es cuestión de enfoque: basta con mirar cerca de nosotros, o en nuestro interior, para descubrir que, en parte, ya habíamos logrado otra pieza más de nuestro puzzle personal.


En este cuaderno quiero plasmar desde las reflexiones más hondas hasta los pensamientos más pasajeros que hacen mella en nuestro diario fluir por la vida; sólo quiero aportar algo de luz para aquellas personas que sigan buscando lo que las complete. Espero compartir las inquietudes profesionales y personales, porque, amigos, "lo que no se comparte, se atrofia", haciendo buena la aportación de Darwin. Estamos en un mundo cada vez más necesitado de compartir, en el que poner en común es la gran demanda para seguir avanzando.


Si quieres, puedes ayudarme a completar mi propio horizonte, haciendo de ello un arte: el arte de conocer. Bienvenid@s y... en marcha.